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miércoles, 23 de noviembre de 2016

Scorpion Child : un baile con la muerte


El segundo disco de una banda que tuvo un excelente álbum debut siempre será un gran reto, una afrenta de la cual pocos salen vencedores. Si a ello le sumamos cambios en la alineación original, realmente es como si se comenzara desde cero. Sin embargo, hay grupos que a pesar de las adversidades renacer de sus cenizas como el ave fénix para crear joyas inesperadas. Acid roulette de Scorpion Child es una de esas felices excepciones. 

La banda originaria de Austin, Texas había logrado con su primer disco excelentes críticas, diversos reconocimientos en revistas especializadas y hasta tuvieron la oportunidad de compatir escenario con gente como Clutch y Monster Truck en la gira "Lords of the riff", misma que los llevó hasta Inglaterra. Su sencillo "Polygon of eyes" fue calificado como "el single de la semana" por la plataforma mundial de descarga musical iTunes, lo que nos habla del éxito logrado. Pero aún con lo cosechado en tan poco tiempo, las cosas al interior del grupo se fueron descomponiendo hasta el grado de su probable desaparición.


El baterista Shawn Paul Alvear, el bajista Shaun Avants y el guitarrista Thomas Frank habían decidido abandonar el barco, dejando a la deriva al vocalista Aryn Jonathan Black y al guitarrista Christopher Jay Cowart. Sin dejar tiempo que perder, la pareja se dio a la tarea de sumar nuevos aliados a su proyecto, encontrando en el baterista Jon "Charn" Rice, el bajista Alec "Mexecutioner" Caballero Patrón y el tecladista Aaron John "AJ" Vincent a los compañeros ideales para crear el siguiente paso del niño escorpión.

A principios de 2015, el reconstruido Scorpion Child entró al estudio The Bubble de la mano del reconocido productor Chris "Frenchie" Smith para grabar un disco que rescatara aquellas épocas cuando los grupos se metían juntos en el mismo lugar a grabar, logrando plasmar en el vinil la fuerza y la crudeza de las bandas en vivo. Con tan poco tiempo de adaptación de los nuevos integrantes, el material que resultó de las sesiones de grabación tienen el sabor de la improvisación, de la naturalidad y de la intensidad; pero ello fue logrado también gracias a la mezcla hecha por Dave Schiffman (quien ha trabajado con Rage Against the Machine, The Mars Volta, Dead Meadow y Janes's Adiction). Pero por irónico que parezca, el segundo disco de los texanos no tiene un concepto sencillo...


En una época donde se privilegia el single, el EP y las canciones sueltas, Scorpoin Child le apostó a componer un disco conceptual, una colección de 12 temas unidos por una historia desgarradora: "Un hombre se inculpa de un delito que no cometió. Un asesinato lo condena a pasar el resto de sus días en la cárcel, salvando a sí a su mujer. Sin embargo, ella comienza un nuevo romance con hombre rico, lo que devela su engaño. Una vez en prisión, el hombre busca redefinir su universo a través de la ruleta rusa de las emociones que genera las drogas. Finalmente, el individuo se pierde en sus fantasías, mismas que quedan plasmadas en papel".

Este relato sirve de pretexto para crear un universo sonoro lleno de posibilidades, ideas y sentimientos. Sin dejar atrás el sonido que Scorpion Child logró con su álbum debut, la nueva alineación llevó aquella influencia musical de gente como Led Zeppelin y Aerosmith hacia la acidez y la magia de Deep Purple, Rainbow y Uriah Heep por medio de los teclados, ácidas atmósferas que sirven de telón de fondo para una crónica llena de imágenes psicotrópicas provocadas por las pastillas, el encierro y la imaginación.


Para darnos una idea de a nueva propuesta sónica de Scorpion Child, pulsamos el botón de play en el segundo track del Acid roulette, tema arrebatado y desbocado que lleva por título "Reaper's danse". Siendo el tema más cercano a lo que fue su álbum debut, sirve de puente perfecto para tomarnos de la mano y recibir a brazos abierto al nuevo niño escorpión. Un riff asesino se escapa por las bocinas mientras los teclados apoyan la potencia sonora con su atmosférico sonido, un juego de guitarras inspirado en el insistente rasgueo del viejo New Wave of British Heavy Metal mientras una aguda voz entona un tema estremecedor. Un tobogán de notas nos hacen caer hasta el fondo de un abismo de ansiedad y desesperación que sólo un encierro indefinido puede provocar en la mente atormentada.


Bajo la estética de las ilustraciones de Costin Chioreanu de Twilight 13 Media, Scorpion Child dota de imágenes a la cruda historia de su prisionero, narración que tiene en la muerte al personaje principal. Espinosos paisajes de soles pálidos y una vieja casa en ruinas llena de almas en pena sirven de escenario ideal para un asesinato, pero los responsables han quedado sin culpa porque un hombre enamorado ha tomado el lugar de su esposa sin saber que ha sido engañado. Ahora en el encierro, su único escape son sus escritos y los efectos alucinógenos de las drogas consume, sin embargo, todo se ahoga en un infierno donde la muerte toma el control de todo lo posible y lo imposible.


Si buscáramos una palabra con la cual encapsular el Acid roulette sería "intensidad". La mutación de Scorpion Child logró crear un disco conceptual arriesgado en los tiempos de la inmediatez y las canciones sueltas, pero que al final del día termina haciendo un buen disco. Quizá algunos de los primeros seguidores de la banda quedarán decepcionados al no escuchar una continuación del debut, pero con este segundo disco el reformado grupo ha abierto las posibilidades sonoras hacia diversas opciones que rompen con los géneros cerrados (lo que los ha llevado a compartir escenario con Uncle Acid & the deadbeats). Su hard rock original lleno de vitalidad ha sabido asimilar otros sentimientos para construir una ruleta rusa de sensaciones a través de una mente debilitada por el encierro y los ácidos de su personaje central.  "Reaper's danse" es la entrada a este enfermo mundo, esta es nuestra oportunidad de atravesar por ella y descubrir cómo una banda se puede reconstruir sin abandonar su esencia...


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