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miércoles, 20 de julio de 2016

Guadalupe Plata : cuando la música del diablo nos toma por asalto


Cuando pensamos en el blues, a la mente nos llegan los esclavos negros de los plantíos de la cuenca del Mississippi o de las fábricas manufactureras de Chicago; pero cuando rascamos un poco sobre las arenas de otras playas, nos encontramos con maravillas, tesoros que aguardan ser encontrados. Dentro de aquellas joyas descubiertas, hemos tenido la fortuna de escuchar a una banda española que regresa al viejo blues de los años 20, lo fusiona con el rock-a-billy y lo termina cantando en el idioma de Cervantes bajo una estética serie B... Con ustedes, Guadalupe Plata.

Originarios de Úbeda, pequeño lugar andaluz enclavado entre cerros y con una vista privilegiada al valle del Guadalquivir, nos llega un trío desarrapado, desvergonzado y desenfrenado amante de aquel blues acústico de antaño al estilo de Johnny Lee Hooker, Leadbelly, Robert Johnson, Blind Lemon Jeffersson o Skip James. Sin embargo, más allá de sus raíces, en sus enfermas melodías podemos escuchar instantes eléctricos de Scremmin' Jay Hawkins y Willie Dixon en mezcla con el rock-a-billy blanco de los años cincuentas, el psychobilly ahogado en escenas de horror del cine norteamericano de baja calidad de los años 60's y 70's, el sentimiento flamenco más arraigado en la España, el garage blusero que recuerda lo mismo a The White Stripes y The Black Keys que a Los Peyotes, y la música de raíces aferrada en el uso de los objetos más ordinarios y caseros para hacer ruido "de la nada".

Conformados originalmente en 2006 de la mano peluda de Paco Luis Martos y su contrabalde (una especie de tina metálica o barrendo con un palo anclado y una cuerda vacilando entre ambos), la banda se transformó hasta lo que ahora conocemos tras la publicación de su primer álbum en 2011. Con la peculiar voz de Pedro "Perico" de Dios y su guitarra llena de ecos y feedbacks sumado a la bateria llena de cascabeles, panderos, sonajas y todo un arsenal de percusiones llenas de semillas y cascarones a cargo de Carlos Jimena, Guadalupe Plata encuentra su identidad y su alma propia, aquella que ha logrado sorprender hasta el enamoramiento de quienes gozan su espectáculo sonoro.

Quizá como ellos mismos lo han mencionado, Guadalupe Plata no ha inventado absolutamente nada, pero el hecho de recibir su carga energética en cada célula del cuerpo simplemente hace que jamás olvidemos su existencia. Letras cargadas de sarcasmo y muerte sirven para revestir los ritmos salvajes llenos de demonio, sexo y obsesión. Su tensión entre base rústica y necio golpeteo eléctrico no hace otras cosa que causar hipnosis hasta el punto tal, una vez que nos tiene absortos, rompe en una locura melódica que logra la explosión orgásmica. En pocas palabras, que son la suyas propias, Guadalupe Plata hace blues endemoniado, acelerado y pantanoso...


Con la publicación de tres discos, todos ellos titulados de manera homónima, sólo nos queda remitirnos a ellos a través de su año de publicación. El último de éstos, el de 2015, se encuentra en plena promoción. De él se desprende el sencillo "Calle 24", un himno a dos de los elementos omnipresentes en cada uno de sus producciones: los gatos y la muerte. De ritmo rápido e infeccioso, esta rola nos cuenta la historia de cómo una abuelita ha matado a un pobre gato. Las cuerdas resbalan sin piedad mientras su eco cruza de bocina a bocina hasta volar nuestras neuronas. Canción simple que nos sirve de ejemplo para vivir la destreza musical de un trío clavado en su estilo. No hay otra que hacer más que soltar el cuerpo a una invasión sonora que simplemente nos obligará a llevar el ritmo alocado con los pies.


Con la misma velocidad que tiene la primera probada del Guadalupe Plata versión 2015, la banda se acercó a Blanca Sánchez en diciembre de dicho año para hacer el video de "Calle 24" con la intención de que fuera publicado en enero de 2016. Gracias al trabajo hecho por la artista gráfica con la banda en canciones como "Lorena" (una historia de rebeldes sin causa peleando por una chica con motocicletas imaginarias) y "Esclavo" (un onírico juego surrealista de cuerpos sin cabeza trabajando en una fábrica, una esclava con un balde en la cabeza escoltada por un par de gorilas y un extraño conjunto de seres invasores), Guadalupe Plata la escogió como la persona ideal para sacar la historia de "Calle 24".

Para dicho video, Blanca Sánchez se basó en el humor absurdo que la propia canción tiene para hacer un videoclip donde se puede palpar un poco el cine de serie B, el collage dadaísta y hasta un poco del humor involuntario de Scooby Doo. Los tres integrantes de Guadalupe Plata y su perro Fuffy se suben a una vieja Combi Volkswagen para iniciar una aventura que los llevará a la calle 24, lugar donde ha ocurrido un asesinato. Tras pasar los polvorientos caminos, llegan a la casa de una viejita inocente donde los cuadros tienen vida propia y las cosas comienzan a tornarse extrañas. Calaveras bailarinas, gatos de peluche con enormes colmillos sangrantes y cabezas degolladas que vuelan por los pasillos. El recuerdo entre las bizarras películas de El Santo y el terror sangriento de "Evil dead" del 81 para hacer una "beatrocidad" con la única finalidad de acabar con la vida de un gato maldito.


Este tercio de geminianos españoles (todos nacieron en junio) son dinamita pura en el escenario, y gracias a su última producción, misma con la que se han acercado aún más el psychobilly y al garage, están dispuestos a explotar cualquier tarima donde se presenten. El video de "Calle 24" está ganando reconocimiento, lo que ha llevado al tercer disco de los andaluces a ser buscado y disfrutado. El combo de géneros e influencias que forman parte del bagaje sonoro de los Guadalupe Plata son una garantía para quienes buscan diversión, ritmos pegajosos y energía melódica con la simple intención de pasar un buen rato y tentar un poco a la muerte.

  

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